viernes, 26 de marzo de 2010

MENSAJES DEL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO.

El 27 de Marzo se celebra el Día Mundial del Teatro, instituído en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro (ITI). Cada año el ITI comisiona a una figura relevante del sector para que redacte un mensaje que será leído en todos los teatros del mundo antes de comenzar la función de ese día. En Venezuela hace tiempo que no participamos de ese ritual universal, vamos a ver si hacemos bulla para retomarlo.
Mientras tanto, aquí publico el mensaje de este año, a cargo de Dame Judi Dench y el del año 2005, a cargo de la dramaturga y directora francesa Ariane Mnouchkine, creadora del Theatre Du Soleil, mi compañía de teatro más favorita de todas.

Feliz Día Mundial del Teatro para todos.



El Día Mundial del Teatro es una oportunidad para celebrar el Teatro en una miríada de formas. El Teatro es una fuente de entretenimiento e inspiración, y tiene la habilidad de unificar las diversas culturas y a las gentes de todo el mundo. Pero el teatro es mucho más que eso y también brinda oportunidades para educar e informar.

El teatro se representa en todo el mundo y no siempre en los escenarios tradicionales. Las representaciones pueden suceder en un pequeño pueblo de África, en una montaña en Armenia o en una pequeña isla del Pacífico. Todo lo que necesita es un lugar y un público. El Teatro tiene la habilidad de hacernos sonreír, de hacernos llorar, pero también debería hacernos pensar y reflexionar.

El Teatro surge a partir del trabajo en grupo. Los actores son las personas que se ven, pero hay un gran número de personas a las que no se ve. Son tan importantes como los actores y sus variadas y especializadas habilidades hacen que una producción sea posible. También deberían compartir los triunfos y los éxitos que puedan ocurrir.

El 27 de marzo es oficialmente el Día Mundial del Teatro. Por muchos motivos todos los días deberían ser considerados días del teatro, porque tenemos la responsabilidad de continuar la tradición de entretener, de educar y de iluminar a nuestras audiencias, sin los cuales no existiríamos.

Dame Judi Dench



¡Auxilio!

Teatro, socórreme.
Duermo. Despiértame.
Estoy perdido en la oscuridad, guíame, al menos, hacia una luz.
Soy perezosa, avergüénzame.
Estoy cansado, estoy fatigado, levántame.
Soy indiferente, golpéame.
Sigo siendo indiferente, golpéame en el rostro.
Tengo miedo, dame coraje.
Soy ignorante, edúcame.
Soy monstruosa, humanízame.
Soy pretencioso, hazme morir de risa.
Soy cínica, desármame.
Soy tonto, transfórmame.
Soy mala, castígame.
Soy dominante y cruel, combáteme.
Soy pedante, búrlate de mí.
Soy vulgar, elévame.
Soy muda, desamordázame.
Ya no sueño, trátame de cobarde o de imbécil.
He olvidado, arroja sobre mí la memoria.
Me siento vieja y rancia, haz surgir la niñez.
Soy pesado, dame la música.
Soy triste, busca la alegría.
Soy sorda, haz aullar el dolor como una tempestad.
Me siento agitado, haz surgir la sabiduría.
Soy débil, enciende la amistad.
Soy ciega, convoca a todas las luces.
Estoy sometida por la fealdad, haz entrar la belleza conquistadora.
Fui arrastrado por el odio, haz surgir todas las fuerzas del amor.

Ariane Mnouchkine, dramaturga y directora del Théâtre du Soleil

domingo, 21 de marzo de 2010

JESUCRISTO SUPERESTRELLA, TEMPORADA 2010.





























Hoy termina la segunda temporada de Jesucristo Superestrella en el Aula Magna de la Universaidad Central. 15 funciones cumplidas gloriosamente en las condiciones más adversas. Bien por Producciones Palo de Agua, un elenco y un equipo técnico literalmente a prueba de bombas. La tríada de Johnny Sigal, un Jesucristo con una destreza vocal impresionante; Karina, una diva del pop venezolano impecable como María Magdalena; y ese rockero extraordinario que es Luke Grande, como Judas, conmovieron una sala que estuvo siempre a reventar.
Estas son algunas imágenes de la producción 2010, con algunas revisiones sobre la temporada del estreno, que publicamos en una entrada anterior. Esta es la oportunidad que nos da tener una obra en repertorio, evaluar y mejorar con el tiempo.
Con esta temporada llegamos a 68 funciones de musicales producidos por Palo de Agua, y bajo la dirección de Michel Hausman, en el Aula Magna en tres años (a eso se suman funciones en Maracaibo y Valencia). Menudo ejemplo de creatividad, compromiso con la comunidad y amor por lo que se hace. Me pregunto cuantas funciones de ópera y musicales presentó en ese lapso el Teatro Teresa Carreño, con todo su músculo financiero, tecnológico y burocrático.

En una entrada anterior, bajo el título "Cristo Vuelve", encontrarán información adicional sobre mi propuesta de diseño para esta producción.

miércoles, 17 de marzo de 2010

EL ARCA, 2008











El Arca es un espacio teatral flexible, capaz de cambiar su configuración de auditorio y escenario para alojar diversos formatos de eventos (teatro a la italiana, teatro de dos frentes, patio o corral renacentista, espacio vacío). El edificio se organiza como tres patios contiguos, que corresponden a las funciones de foyer, auditorio y escenario, respectivamente. Está concebido como un edificio verde, la estructura es un inmenso andamiaje de bambú (que es un material facilmente renovable), genera su propia energía a partir de colectores solares ubicados como una especie de espejo de agua a la entrada. Las áreas de servicios se generan a partir del reciclaje de containers de carga. El techo, una estructura ténsil modular, cubre solo las partes que requieran ser techadas en cada montaje. Es también un edificio de construcción (y desmontaje) relativamente sencillo. La idea es aprovechar terrenos municipales baldíos para montarlo y mudarlo cuando los terrenos sean destinados a otro uso. Tiene capacidad para unas 600 personas.

El Arca es una metáfora, una nave de la imaginación creada para sobrevivir a un momento dificil.

Este es un proyecto utópico, nació de tener demasiado tiempo libre y muchas ganas de evadirme en un momento un poco triste en lo personal. Sin embargo, en algún momento el director y amigo Michel Hausman pensó que para que un Arca existiera lo que hacía falta era un Palo de Agua, el nombre de su grupo. Todavía estamos soñando.

jueves, 11 de marzo de 2010

YO EXISTO: Una carta a Su Eminencia Jorge Cardenal Urosa Savino




Su Eminencia
Jorge Cardenal Urosa Savino

Caracas

Eminencia,

Antes que nada, y siguiendo una tradición venezolana de toda la vida, le pido la bendición. Que Dios sabe que buena falta nos hacen a todos en estos tiempos todas las que nos puedan dar.

A lo que iba. Acordemos, para empezar, que existo. Venezolano, portador de cédula y de este domicilio; católico como los de aquí, o sea que me hago la señal de la cruz y digo bajito “en nombre de Dios” cuando salgo de mi casa, a ver si me va medio regular y por lo menos sobrevivo para ver el día siguiente, y me encomiendo a la Virgen cuando paso la tarjeta de débito en el supermercado sin estar seguro que me alcance el saldo. En estos pequeños dramas cotidianos, así como en los trances más grandes, invoco la presencia de lo divino. De resto, bien gracias. Si las cosas salen bien, vale decir, si no me matan en la esquina de mi casa y salgo con mis bolsitas del supermercado, la presencia de Dios pasa cómodamente al asiento de atrás.

Claro, también hay momentos en los que creo me golpea Dios con un martillo luminoso en la cabeza. Por ejemplo, cuando oigo una cantata de Bach o cuando veo El Ávila al amanecer de un domingo cualquiera o cuando veo el rostro de mi amado. Y si son las tres cosas a la vez: ¡olvídese del éxtasis de Santa Teresa! Tristemente, estas experiencias místicas mías son más bien efímeras y eventuales, ¡qué más quisiera yo que andar iluminado por la vida!

Si confieso que mi diálogo con el Creador es más bien casual y de a raticos ¿qué decir de mi relación con la iglesia Santa, Católica, Apostólica y Romana?

Mi relación con la iglesia se parece a la que tengo con los partidos políticos: por un lado admiro su entrega a un ideal, su vocación de servicio, los momentos de heroísmo en su historia, las grandes obras que han propiciado. Los respeto, pero no me inscribo, ni voy a reuniones. En el caso de nuestra iglesia no puedo dejar de afirmar mi ferviente admiración por las monjas de Fe y Alegría, los padres Arturo Sosa y Luís Ugalde, y los curas de mi Colegio Francia que se fueron a bregar a los barrios de Petare, entre otros. Por otra parte, no puedo dejar de pensar en las incoherencias, las traiciones, los horrores, que forman parte de su historia. Errores, se dirá, propios de instituciones humanas y superados hace rato. Pero errores de una gravedad, de una profundidad tan grandes que me impiden salir a sacarme el carnet de catequista como si no hubiera muertos inocentes de por medio.

Así que por mi, bien bueno. Yo, por mi lado, entendiéndome a mi manera con el Altísimo y ustedes, por el suyo, en lo mismo. Cuando nos encontramos, bien. Y si no, no importa demasiado. A la venezolana: el cariño es el mismo y pa´lante es p´allá.

Sin embargo, hay un asunto público en el que la posición actual de la iglesia, que usted dignamente encabeza en nuestro país, se está instalando justo al centro de mi vida privada. Se trata del aparentemente espinoso tema del reconocimiento legal de las relaciones entre personas del mismo sexo.

Así que volvamos, si me lo permite, al inicio de esta carta. Habíamos quedado en que yo existo. Existo tanto como mi pareja, que es de mi mismo sexo, y ambos existimos como miles de parejas del mismo sexo que existen en este país y en el mundo desde mucho antes que San Pedro pusiera las primeras piedras de la iglesia.

Que esta reconozca que existimos es ya un logro que nos acerca. Un logro, digo, considerando los precedentes históricos en lo que la institución ha negado la existencia de cosas que simplemente no le cuadraban por razones doctrinarias: que si la tierra es redonda y gira alrededor del sol, que si la sangre circula por el cuerpo y otras menudencias por el estilo.

Claro, una cosa es reconocer que existimos y otra, muy diferente es aceptarnos. Aquí corremos en el mismo lote que históricamente corrieron judíos, negros e indígenas americanos. El de aquellos que la iglesia no acepta como iguales, también por razones de doctrina, y contra los que ha justificado la segregación, la esclavitud e incluso el exterminio.

Tengo fe que, al igual que en los casos de Galileo Galilei y del pueblo judío, la actual posición de la iglesia pueda cambiar. Que algún día algún Pontífice Romano siga con nosotros el ejemplo de Su Santidad Juan Pablo II, cuando en el año 2000 salió de buena gente y pidió disculpas por los pecados cometidos por la iglesia en el pasado en estos y otros casos. Ya me imagino la plaza de San Pedro convertida en un mar de banderas arco iris cuando logremos finalmente reconciliarnos. Es que, Su Eminencia, la capacidad de los gays para armar una buena rumbita es prodigiosa. Se ha nutrido de siglos de sufrimiento. Así sobrevivimos.

Ese día va a llegar porque la evidencia de que los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales, somos gentes normales y corrientes, diferentes solo en nuestra orientación sexual, es abrumadora. Que esta orientación sexual no es fruto de una selección personal perversa, ni de deformación o enfermedad alguna, sino la expresión de características propias de nuestros cuerpos y mentes. Que, por lo tanto, no somos contagiosos, ni dañinos, y hasta bien chéveres podemos llegar a ser. Eso lo sabe casi todo el mundo desde que la televisión era en blanco y negro.

El problema es que los procesos de una institución tan antigua y conservadora suelen ser bastante lentos y yo me voy poniendo viejo e impaciente y nada que logro resolver mi situación. Pero fíjese que hay una solución práctica mientras logramos dejar atrás la Santísima Inquisición y entramos en algo que se parezca a un futuro feliz.

Y vuelvo al argumento de entrada: yo existo. Si por apego a un dogma que ya huele a rancio, Su Eminencia y nuestra iglesia no me pueden aceptar todavía como un ser humano digno, yo, como cristiano lleno de compasión, humildemente los perdono. Si algún día nos tomamos un cafecito podemos seguir hablando con más detalle del tema, a ver si los logro hacer entrar en razón. De lo contrario, con todo respeto, con mirar para otro lado tiene. A quien si es verdad que no voy a perdonar ni de vainita es al Estado.

Porque resulta, Su Eminencia, que si a alguien se le ocurre la locura de poner a este país en guerra con otro, yo voy a estar llamado a defenderlo. Que si llego a ganar suficiente real, el SENIAT me va a obligar a pagar mis impuestos completicos. Que al señor de la alcaldía tengo que pagarle el derecho de frente y que tengo que respetar a mis vecinos y portarme como mandan las leyes de la República. Porque yo soy parte de este Estado y tengo los mismo deberes que cualquier otro. Por lo tanto, lo menos que puedo exigir es tener los mismo derechos que cualquier otro.

Que si me llego a morir, mi compañero pueda heredar lo que corresponda. Que podamos compartir un seguro como pareja. Que yo pueda dar la orden de suspender la resucitación si está más allá de salvarse en una terapia intensiva. Que podamos compartir bienes en comunidad. Asuntos todos privados y de la esfera civil que nada en absoluto tienen que ver con la iglesia.

Usted me dirá de qué manera esto pone en riesgo el matrimonio de la señora de al lado y su marido, o cómo es que esto va a hacer que ahora todos los niños y niñas del país se conviertan de la noche a la mañana en homosexuales rabiosos. Ojala pudiera entender, Su Eminencia, que lo que va a ocurrir, espero que más temprano que tarde, es el reconocimiento legal de algo que ya existe. La ley no va a crear nuevas relaciones homosexuales (¿cómo habría de crearlas?) sino que va a saldar una deuda de justicia con unos ciudadanos históricamente marginados.

Hasta aquí, todo muy civilizado. Pero es que resulta que al amparo del dogma ha crecido una abominación que es nuestro deber, el suyo y el mío, erradicar para siempre.

Se trata del odio irracional, patológico desde el todo punto de vista, hacia los homosexuales.

La homofobia existe y es peligrosa. Ya lo han advertido los organismos internacionales. Está detrás de los escolares y maestros que maltratan y marginan a los niños, niñas y adolescentes que presumen “raros”. Está detrás de los homicidios de transexuales en las avenidas de nuestras ciudades, convertidos en animales de cacería para entretenimiento de muchachones en Hummers, ante la indiferencia o la complicidad de las autoridades. Está detrás de los matrimonios infelices de homosexuales casados por guardar apariencias para sobrevivir a la persecución de sus superiores en empresas privadas y en la milicia. Está detrás de quienes, para referirse a la posibilidad de que se legalicen las uniones civiles entre personas del mismo sexo, suscriben publicaciones pidiendo nuestra muerte. Está detrás de los políticos de ambos bandos, en este país picado en dos, que utilizan la homosexualidad como herramienta para descalificar a sus adversarios. Usted lo sabe, porque a su propia institución la han salpicado con esta basura primitiva.

Ya está bueno ya. Se impone, Su Eminencia, que usted, como Príncipe de la Iglesia, como pastor de este rebaño, como cristiano y como ciudadano, se pronuncie. Este es un ruego, una exhortación, y, con toda humildad, una exigencia. Está en su poder ayudar a ponerle un límite a tanto odio.


Y que Dios lo bendiga a usted también.


Edwin Erminy

sábado, 6 de marzo de 2010

Primer concurso nacional de ideas: estrategias para sobrevivir como docente.
















Esta carta fue enviada a todos los profesores de la Universidad de las Artes como parte de una estrategia para incorporarlos a la actividad gremial. Aunque no tuvo ningún efecto práctico inmediato, me consuelo pensando que estos procesos son lentos y algo habrá quedado sembrado en medio de la abulia y el pesimismo generalizado. En todo caso, la joda me sirvió de catársis.
Posteriormente, el 5 de abril de 2010, fue publicada en la página editorial del diario El Mundo.

Queridos colegas:

Este sábado, aprovechando que entregaron los Cesta Ticket (que son de las pocas alegrías que me quedan en la vida) fui a hacer mercado, así que lo que aquí reporto tiene toda la fuerza de la actualidad: para que un profesor de la Universidad de las Artes sobreviva tiene que trabajar al menos 2,5 veces un tiempo completo a dedicación exclusiva.

Comprobar este sencillo hecho aritmético me sirve para confirmar la sabiduría del siempre vilipendiado Carlos Marx cuando establecía la diferencia entre los proletarios, cuyos ingresos están calculados estrictamente para que puedan reproducir su fuerza de trabajo en beneficio del capital, y el lumpen, que está marginado del aparato productivo y, por lo tanto, no importa mucho si se muere de hambre. Hoy sábado 27 de febrero de 2010, a las 11:00 a.m. descubrí que oficialmente formo parte del Lumpen Profesariat. Que, con postgrado en el exterior, premios municipales y obra publicada, amén de una vida dedicada al servicio de la educación y la cultura, ya no me alcanza para comer.

Es bueno saber donde está uno ubicado socialmente porque eso le permite a uno ajustar sus expectativas. Nunca tendré carro, ni casa propia, no debería tener hijos ni otras cargas familiares (o debería deshacerme de ellas a la brevedad posible); ni hablar de comprar libros, viajar o ir al cine, fantasías pequeño burguesas que sembró en nuestra psiquis el ancien regime. Teniendo esto claro podemos diseñar estrategias para afrontar de manera diligente la realidad.

Aquí ofrezco algunas ideas, en la esperanza que los que lean esto puedan sugerirme otras. La mejor sugerencia se ganará un Cesta Ticket que tengo encaletado en la cartera:

• Asignarle a cada profesor un platico para que, al estilo de los monjes budistas, reciban al final de cada clase una propina si los estudiantes encontraron que la clase fue provechosa o, cuando menos, agradable. El plato debería ser más bien un cuenco para permitir que los estudiantes más generosos puedan además colocar alimentos líquidos o sólidos, mezclados con el dinero.

• Aprovechar el peligroso paso peatonal frente al CECA Plaza Morelos para constituir equipos de a tres docentes (uno con franela roja, otro con amarilla y otro con verde) que entre clase y clase se conviertan en semáforos humanos que, por una módica suma que no enriquece ni empobrece, garanticen la vida de los transeúntes.

• Colaborar con el ahorro energético ofreciendo el servicio de cargar estudiantes por las escaleras y así reducir el uso de ascensores.

• Colocar filas de profesores frente a las ventanas para convertirlos en cortinas humanas que oscurezcan los salones para que se puedan proyectar presentaciones de video en las clases.

• Asumir de una buena vez la carga horaria de 2,5 veces tiempo completo a dedicación exclusiva, que debe implicar algo así como 20 horas diarias de presencia en la institución. Calculando media hora para el aseo personal y las necesidades fisiológicas, una hora para comer, dos horas optimistas perdidas en el tráfico (aumentan si hay que dar clases en dos CECAS), nos quedaría media hora completa para dormir, actividades de descanso y tiempo libre. ¿Será que creamos una comisión de deportes para usar ese tiempo provechosamente?

Por favor envíen sus ideas a erminy01@yahoo.com o a mi blog. Espero, literalmente con hambre, sus aportes. El premio será entregado en la Asamblea de Profesores que convocó Aprounearte para este jueves 4 de marzo a las 2:00 p.m. en la Sala de Conciertos del CECA Plaza Morelos. El tema salarial es apenas uno de los muchos desafíos que tenemos por delante los docentes para construir la universidad que soñamos, ojala no perdamos esta oportunidad.

Atentamente,

Edwin Erminy

Docente sobreviviente
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