lunes, 30 de mayo de 2011

Con "Soneto de un Sueño", nace la Compañía Universitaria de las Artes!


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fotografía: Reinaldo Guédez.


fotografía: Celina Morffes.

"Soneto de un Sueño".
Coreografía: Luz Urdaneta.
Asistente de coreografía: Ezequiel Vásquez
Iluminación: Carolina Puig.
Vestuario: Raquel Ríos.
Escenografía: Edwin Erminy.
Realización de escenografía: Jesús Alberto Rojas y voluntarios de UNEARTE.
Bailarines: Yarua Camagni, Ana María Guerrero, Brian Landaeta, Jensel Laya, Natalia Molina, Margarita Morales, María Daniela Pérez, Ildemar Saavedra.

Temporada inaugural de la Compañía Universitaria de las Artes.
Sala Ana Julia Rojas, Caracas. 25 al 29 de mayo 2011.


Con este montaje nace la Compañía Universitaria de las Artes. Se trata de un proyecto de la Universidad de las Artes, gerenciado por Carlos Paolillo, para crear espacios de creación y promoción para sus egresados, en la transición hacia la vida profesional. Una forma de garantizar que no se pierdan los jóvenes talentos en este medio tan hostil. En lo personal, me siento muy comprometido con esta causa y este proyecto. A diferencia de otras instituciones, esta universidad no forma gente para cubrir una demanda estadísticamente comprobable de la población. Nuestro desafío es mayor. Esa demanda tenemos primero que crearla y luego satisfacerla. La Compañía puede jugar un papel importante en ambas direcciones.
Cómo se diseña un sueño. Apuntes.
Luz Urdaneta, amiga de la infancia con quien he colaborado toda la vida (sobre todo diseñando para su compañía Danzahoy cuando eramos todos parte del Teatro Teresa Carreño), ha creado esta pieza a partir de una música minimalista, hipnótica y seductora. Luz es una apasionada recolectora de música. El ensamblaje de la banda sonora es ya una obra de creación. Los climas emocionales, las transiciones, los crescendos y las inflexiones, arman un discurso poético.
Trabajar con Luz es siempre una experiencia feliz. La creación de la estructura narrativa de sus obras es un proceso abierto. Un camino que se va develando a medida que ella, sus bailarines y los diseñadores lo vamos recorriendo, guiados por su sensibilidad. Por eso el trabajo, desde las sensaciones e imágenes iniciales hasta el montaje final, es tan orgánico, tan pleno de oportunidades creativas, de diálogos enriquecedores.
Al llegar a la sala de ensayos del último piso de UNEARTE, suspendido sobre la copa de los árboles del parque Los Caobos, me encuentro con Luz, su elenco, ocho sillas, dos sofás y un reguero de papeles. A medida que va cayendo el día me voy aproximando a este mundo que están creando. Un lugar y un cuento. En algún lugar de una ciudad, de noche, un grupo de personas se encuentra. Entre ellos ocurren toda clase de relaciones, tiernas, lúdicas, desafiantes, pero unidas por un afán: el de despegarse del suelo, liberarse y volar, crecer en el espacio.
En eso la obra es una excelente metáfora del lugar en la vida en el que me parece que están los ocho brillantes bailarines que integran este primer elenco de la compañía, iniciando el recorrido hacia sus utopías personales, creando sus proyectos de vida, afirmándose como artistas.
La acción se hace intensa. En cada escena tenemos la impresión de haber llegado a un clímax y nos sorprende cuando la siguiente la supera con algo más fuerte. Luz trabaja con la emoción como materia prima. La invoca, la moldea, la articula, con la complicidad de sus bailarines. Es un testimonio del poder de la danza que, sin que medien palabras o narrativas lineales, logra comunicarse con algo profundo y esencial, nos conmueve. La atmósfera que se crea es cada vez menos parecida a la realidad que conocemos en la vigilia y cada vez más cercana a la que vivimos en los sueños.
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Mi propuesta para la escenografía es crear un espacio de fuerte presencia arquitectónica, inspirado en la modernidad, la Bauhaus. Grandes volúmenes rectangulares que parecen imponer con su dureza una forma de vivir y moverse. La de las grandes ciudades. Eso plantea un contraste interesante, teatral, con la acción de los bailarines, habitantes de este espacio, y con los muebles con los que arman su cotidianidad.
Hay un material que representa a esas personas. Es el papel, que Luz siempre vio como un elemento importante de la coreografía. En el proceso de los ensayos discutimos qué clase papel podíamos utilizar. Nada de periódicos o memoranda. Se me ocurrió que el papel ideal era el de las partituras. Un papel impregnado del recuerdo de la música. Así, llegamos a pedirle a las orquestas sinfónicas de Caracas que nos regalaran sus partituras de desecho. Más de 3.500 hojas de música cubren toda la escenografía, el mobiliario y el piso del escenario. Eso le da una calidad etérea a ese espacio tan duro. Las luces, de Carolina Puig, enfatizan ese carácter onírico y etéreo con efectos, a veces sutiles, a veces dramáticos, que transforman totalmente el espacio y nos sorprenden continuamente. Sus colores son sublimes!
Todo lo que está construido sobre el piso se repite, como imágen de espejo, en el cielo. Ambos mundos conviven, cercanos pero sin tocarse, como en un ideograma del I Ching. La ciudad real y la ciudad de la imaginación.
Los volúmenes, pesadísimos, levitan mientras avanza la obra. Crean marcos y rincones que son explorados, trasgredidos, por sus habitantes. Al final los edificios vuelven a su posición original, los personajes recogen sus recuerdos y se van. Continúan con sus vidas. El espacio queda vacío.
En la construcción de la escenografía jugaron un papel importante no solo el equipo de Jesús Alberto Rojas sino un grupo de estudiantes de producción y danza de la UNEARTE que se unieron en cayapa para pegar esas miles de partituras. Mis alumnas Marielig Barroso, Elibeth Rodriguez , Seira Delgado y Sikiuth Méndez se destacaron. Hay todo un camino que recorrer en esto de la incorporación de los estudiantes a la vida del escenario como aprendizaje práctico, técnico, y como aproximación a una mística del trabajo teatral.

El diseño se completa con el vestuario, creado por Raquel Ríos. Es un collage de múltiples capas que marca a cada bailarín como un personaje individual. Los une una gama de colores (del marrón al beige) y una textura, rayas y puntos salpicados por Raquel a lo Pollock, que los emparentan con la presencia de las partituras en el escenario.

Estos procesos de creación son misteriosos, complejos, frágiles, delicados. Hay que cuidarlos. El apoyo institucional de UNEARTE nos permitió disfrutar del trabajo en el escenario sin las presiones deformantes que encontramos hoy en día en los teatros comerciales. El placer de indagar, descubrir, pulir, fundir los discursos, buscar la excelencia.
Ha sido un proceso lleno de felicidad compartida en nuestra universidad. Si así llueve, que no escampe. Bienvenida, Compañía Universitaria de las Artes!
A continuación imágenes de dos artistas que recrean nuestro "Soneto"
MARIA TERESA GARCIA FOTOGRAFIA "SONETO".
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María Teresa García combina sus sensibilidades de fotógrafa y bailarina en estas imágenes que muy generosamente nos hizo llegar. Gracias, María Teresa!
FOTOS DE BETO BENITES.









Estas imágenes son de Beto Benites, director de teatro y cine.

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