domingo, 10 de octubre de 2010

Derretido por Carinhoso (Pixinguinha/Braguinha)



Con esta canción incorporo la categoría de música, con piezas que son referencias importantes para mi, a los textos que quiero compartir.

Este es Carinhoso, un viejísimo chorinho, quizás el más conocido, con música de Alfredo da Rocha Viana Filho (el gran Pixinguinha, compositor, flautista, saxofonista, cantante y director de orquesta, unos de los padres de ese género musical) y letra de Carlos Alberto Ferreira Braga (Braguinha).

El choro (lloro o llanto en portugués) es una forma de la música popular brasilera que nace de la canibalización de ritmos europeos en boga en los salones cariocas de fines del siglo 19: la polca, la mazurca y el chotis, y ritmos africanos, bastante más malandros, como el lundu. Un instrumento solista, normalmente una flauta, un clarinete o una mandolina, lleva la melodía con despliegues de virtuosismo y artes de improvisación, acompañados por un cavaquinho, una o dos guitarras y un pandeiro. En principio no había voz. La aparición del fonógrafo permitió que el choro se convirtiera en el primer fenómeno masivo de la música en brasil. Su impacto fue tal que en los años 20 Heitor Villalobos compuso un ciclo de 14 choros para diversas combinaciones de instrumentos, considerado uno de los pilares de su inmensa obra.

Este Carinhoso data del Rio de Janeiro de principios del siglo 20. Pixinguinha compuso la música en 1917 y Braguinha le puso letra 20 años después, cuando la versión instrumental ya era un clásico. A esta versión corresponde el primer video, cuya música ha debido ser grabada a fines de los años `30. A Pixinguinha le criticaron entonces la influencia extranjerizante de un reciente invento americano: el jazz. Es cierto, en la grabación se siente la presencia de Scott Joplin y el ragtime. Y es una maravilla. Rio de Janeiro meets New Orleans. ¿Cuan extranjeras pueden ser dos ciudades tan hijas de la misma diáspora, la de los negros yorubas del África occidental?


Pixinguinha y Louis Armstrong.




Casi un siglo después, la particular saudade (esa sosegada nostalgia amorosa) de la canción, tan sensual y elegante, sigue plenamente vigente. Sobre todo en la voz y el fraseo de Marisa Monte y en la guitarra de Paulinho da Viola, representantes de otras dos generaciones de la música popular brasilera. Hasta el video le hace justicia con la hermosa simplicidad de su imagen.

Me falta la versión que según los entendidos es la definitiva: la de Elis Regina. Cuando consiga un video con buen audio la publico

¿Como no derretirse con esta música?

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