Amigos invisibles,
Parece ser que la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, que tanto bien ha hecho por la cultura y los medios en Venezuela, va a extender en breve sus efectos benéficos a los mensajes emitidos en medios como este blog.
Dudo que algún funcionario del ente de control CONATEL logre averiguar la existencia de una página como esta. Tendría que leer mucho para llegar a ella y a los censores, bien se sabe, no les gusta leer mucho. Simplemente como cuestión de principio, quiero afirmar (mientras pueda) que me opongo a cualquier forma de supervisión oficial en la blogósfera.
Es cierto que la red está llena de páginas racistas, homofóbicas, pervertidas, mentirosas y hasta estúpidas. Buena parte de ellas son generadas por gobiernos tanto de izquierdas como de derechas, así como por iglesias y sectas de toda índole. Curioso como aquellos que justifican como deber el derecho que se abrogan de protegernos paternalmente terminan indefectiblemente abusando de nosotros, los ciudadanos de a pie. La lógica de funcionamiento del militante convertido en burócrata y la del predicador se parecen: ambos poseen una verdad superior a la que poseemos los que apenas somos masa y ambos ejercen la suprema misión de mantener intacto a toda costa el orden que los ha puesto en esa posición de privilegio. Este es el camino del empobrecimiento de la cultura y, como consecuencia directa, de la vida misma de la nación.
Admito la presencia de amenazas en la red. Pero, chanfle, como decía la célebre invocación al Chapulín Colorado, ¿y ahora quien podrá defendernos de los que quieren protegernos? ¿Pensaron los legisladores en lo que pasará cuando ellos y sus amigos (que, asumamos por el puro argumento, son buenos y justos) no estén en sus cargos y estos sean ocupados por otros aún más corruptos y canallas que ellos? ¿No bloquearan estos los mensajes de aquellos en un ciclo infinito de represiones y censuras?
Alguien me podría decir que, siguiendo esta forma de pensar, solo faltaría darle licencia a cualquier pedófilo silvestre para montar, desde la oscuridad de una habitación sucia y sin ventilar, un poderoso aparato informático al servicio de sus bajos instintos. Le respondería que la red y sus usuarios pueden y deben generar mecanismos para denunciar esos mensajes y bloquearlos de sus máquinas sin la supervisión de una autoridad superior. Eso ya existe, desde hace rato.
Estoy convencido que sólo el ejercicio de la libertad, el avance de la cultura y el respeto al derecho que tiene cada hijo de vecina de tomar sus propias decisiones, pueden vencer estas y otras amenazas.
Los ciudadanos, la patria, el avance de la humanidad, llámenlo como quiera, necesitan una red abierta, creativa, irreverente, osada, llena de vida. En este siglo este es el medio ideal para que nazcan nuevas ideas (buenas, regulares y malas, da igual), para que se difundan y discutan vigorosamente. Y eso en una cantidad y velocidad nunca antes vistas en la historia.
¿Cómo podemos hablar de un mundo nuevo si insistimos en cerrar puertas y ventanas?
Gracias por leer.
Edwin Erminy